miércoles, 29 de mayo de 2019

Julio César Chávez, el emperador de México




Julio César Chávez es considerado por muchos como el mejor boxeador que ha dado México y uno de los 10 mejores en la historia del boxeo. Casi veinticinco años de brillante carrera, Chávez ganó muchos títulos mundiales en tres diferentes categorías de peso como son Superpluma, Ligero y Superligero.

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Julio César Chávez fue reconocido por su excepcional pegada, su gancho al hígado, el incesante acoso a sus oponentes y una mandíbula muy resistente. Considerado también como uno de los mejores boxeadores libra por libra del mundo en la década de los 90’, y fue incluido en el prestigioso Salón de la Fama Internacional de Boxeo en la edición de 2011.
Tengo una pelea muy marcada y grabada en mi retina. Fue ante Greg Haugen quien en la antesala de la pelea había comentado que Chávez se había enfrentado a taxista y que el pueblo mexicano no sabía nada de boxeo. Esto enervó los ánimos del campeón y salió a ‘matar’ al norteamericano ante un Estadio Azteca con el espectacular marco de 132 mil espectadores.

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El mexicano le hizo tragar sus palabras y lo derrotó en el sexto asalto. Al final el americano tuvo que disculparse y decir que esos taxistas debieron ser muy duros.
Otra que también recuerdo fue ante el también norteamericano Meldrick Taylor. Nadie se podía imaginar el desenlace ya que Taylor estaba ganando la pelea y solo un milagro podía revertir el duro combate.
Taylor comenzó a ‘payasear’ en el último asalto, eso le costó caro, un ‘cruzado’ de derecha directo al mentó frenó sus aspiraciones de proclamarse campeón. Conteo del réferi y no había tiempo para más.
A un campeón no se le falta el respeto ya que el respeto se lo ganó con 25 años de brillante carrera.

miércoles, 22 de mayo de 2019

Roberto 'Mano de Piedra' Durán: el panameño que noqueó a la adversidad

Apodado también como 'el cholo', Roberto 'Mano de Piedra' Durán, nació en un barrio humilde de Panamá y tuvo que ganarse la vida a costa de sus manos (o puños).

A su corta edad (16 años), debutó profesionalmente en el cuadrilátero en la Arena de Colón en la categoría gallo ante el chiricano Carlos Mendoza, cobrando aproximadamente 25 dólares en ésta su primera pelea. Para suerte de su oponente, solo le duró cuatro asaltos. 

El día 23 de febrero de 1968 quedará marcado como el debut de un ícono en la historia del boxeo.

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Luego llegaron más combates, como aquel en donde se coronó por primera vez campeón mundial en la categoría ligeros un 26 de junio de 1972, en New York, al derrotar por nocaut técnico en el decimotercer asalto al campeón mundial de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), el escocés Ken Buchanan.

Tuvo dos derrotas muy marcadas a lo largo de la carrera del ex campeón del mundo. Una de ellas fue ante el mítico Tommy Hearns, siendo para los especialistas en la materia, una pelea totalmente dispareja y en donde Roberto Durán no se encontraba en su plenitud boxística. Lamentablemente para él, fue noqueado en dos asaltos.


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Y la otra ante Ray Leonard que lo sufrió por abandono casi al concluir el combate, una pena para el campeón, pero en aquella pelea el norteamericano le estaba ganando en forma muy categórica. A mi modesto entender, debió seguir hasta que el cuerpo resista


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miércoles, 15 de mayo de 2019

Orlando Romero 'Romerito'


El 15 de setiembre de 1983 fue la fecha en que estuvimos cerca de tocar el cielo con los guantes. Lamentablemente la suerte nos fue esquiva.

En New York, el Madison Square Garden estuvo abarrotado de gente ya que se disputaba el título del campeonato mundial ligero. En ese momento, el campeón defensor del título era el descendiente de italianos, Ray Mancini, apodado ‘Boom Boom’ y el retador, el peruano Orlando Romero ‘Romerito’, un fajador de aquellos y que tenía a todo el Perú a la expectativa de ésta pelea.





Parecía que estábamos en la Bombonera del viejo Estadio Nacional ya que el aliento hacia el peruano era incesante. Recordemos que por aquellas épocas la gente emigraba a otros países, uno por la economía inestable que azotaba nuestro país y otro por el terrorismo que estaba en su nivel más alto.
En ese momento contaba con 7 años, pero como aficionado al boxeo estaba muy emocionado de ver a Romero dentro del cuadrilátero disputando un título mundial. Veía a vecinos que llegaban a la casa con cajas de cerveza, obviamente mis tíos los dejaban ingresar.

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Cuando entonaron las notas del Himno Nacional todos nos pusimos de pie, vi muchas lágrimas; en ese momento entendí el sentimiento hacia la Patria.

Inicio de la contienda, primer asalto, nada de estudio, los dos fueron al golpe por golpe, no como las peleas de ahora que deben de transcurrir tres rounds para comenzar a fajarse.
Ambos zurdos, de fuerte pegada, se conectaban cruzados que impactaban en las mandíbulas, pero tenían buena asimilación. El trujillano no se amilanaba ante el campeón, iba al frente sin ningún complejo, llevaba el ritmo de la pelea. Mancini aplicaba jabs, ganchos y eso hacía más fuerte a Romero que por cada golpe recibido, conectaba dos.

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En casa, la gente grande ya no sabía qué hacer, todos estaban eufóricos, muchos comentaban que ésta pelea nos las llevábamos y que después de Mauro Mina no había otro boxeador como Romero.
Hasta donde yo recuerdo, antes de Romero hablaban mucho de Fernando Rocco y que también era un gran fajador, pero no pasó de campeonatos sudamericanos.

Volviendo a la pelea, escuchábamos lo que comentaban Kike Pérez y Eduardo San Román -quienes habían viajado a transmitir la velada boxística- en donde mencionaban que Romero estaba por delante en las tarjetas de los jueces y que si seguía a ese ritmo íbamos a tener por primera vez un campeón mundial.

El trámite seguía siendo el mismo, transcurría el sexto asalto y sus rostros estaban muy magullados. Mancini tenía el pómulo derecho totalmente hinchado y Romero la ceja derecha ensangrentada.
Noveno asalto, quedaba poco para terminar el fatídico round de la pelea pactada a diez. Cruce de golpes, Mancini que conecta al peruano con un cruzado de izquierda, éste tambalea, otra vez el campeón aprovecha un descuido y lo cruza con un zurdazo, el trujillano que cae a la lona impactando fuertemente la cabeza con el piso del ring.



Conteo hasta diez y Romero no se levantó más. Toda la euforia que vivíamos se esfumó, hubo lágrimas, pero ésta vez de tristeza.
Así es el box, como la vida misma, a veces puedes estar arriba, pero si te descuidas puedes terminar en el fondo.

Después de esa pelea ya no seguí la carrera de Romero, creo que tampoco llegó a disputar peleas a nivel internacional.
Siempre se le recordará por todo lo que nos hizo vibrar aquella noche.